La tradición considera con fundamento en el Prefacio a los escritos latinos de Lutero en 1545, aunque con ciertas divergencias en la fecha precisa como expone Vidal, que la génesis de la obra luterana responde a la llamada “experiencia de la torre”; experiencia que a través de Pablo en la lectura de Carta a los romanos habilita a Lutero a comprender, al fin, que “el justo vive por la fe”. En este análisis presentamos la hipótesis que tal acontecimiento resulta posterior y no anterior a la publicación de las “95 tesis”, razón por la cual no correspondería considerarse, sin desmedro de su trascendencia, como genética del proceso reformista emprendido por Lutero y que derivó en el cisma de la Iglesia de Occidente. En cambio, presentamos como acontecimiento disparador la hipótesis que denomino “experiencia de la cruz”. De este análisis surge, entre otros, el reconocimiento del posterior esfuerzo luterano especialmente consumado en dos de sus tres “Escritos de la Reforma” por liberar de la objetivación al cristiano y al cristianismo; “libertad cristiana” que no fuera comprendida cabalmente, ya entonces sumergidos en la impronta de la secularización, objetivación y racionalidad.